jueves, 13 de agosto de 2009

YO VUELO MUCHO, ¿Y USTED?

A veces pienso que vuelo mucho. Demasiado. Y no sólo en trayectos cortos dentro de territorio nacional, sino que también me tocan al menos siete u ocho trayectos transoceánicos al año ( o sea de catorce a dieciseis viajecitos de 11 horas ) y una docena de vuelos por Europa y Norte de Africa.

Si; creo estar en el derecho de decir que vuelo por encima de la media nacional.

Sin embargo y a pesar de tantas horas de vuelo, aún hay cosas que me sorprenden desagradablemente a la hora de subirme a un avión, sea cual sea el destino del mismo.

La primera cosa que me sorprende es la pérdida progresiva de educación del pasajero, la actitud educada del viajero mantiene el tipo en la cola del mostrador de facturación, se deteriora en la fila del arco detector de metales, continúa la degradación en la puerta de embarque y llega a su máximo (mejor decir a su mínimo) dentro del aparato, y por supuesto a mayor duración del vuelo peor. Se lo juro.

Nadie que haya volado un poco puede discutir que el espacio personal a bordo es realmente escaso, muy escaso diría yo para personas de talla superior a los 180 centímetros, y además este espacio se reduce cada vez más. No deja de ser curioso que mientras la talla del español crece, el espacio dentro de un avión decrece al mismo ritmo demográfico. Bien, una vez admitido que el espacio es poco, ¿es realmente necesario colaborar a hacerlo aún más pequeño?, se ven en la puertas de embarque pasajeros con equipajes “de mano” que parecen realmente baúles marineros de finales del S.XIX, y los suben a bordo con naturalidad !!... y nadie les dice nada !!.

Y los de las mochilas?, les ha explicado alguien que es mejor entrar al avión con la mochila descolgada?, es necesario un cursillo para hacerles comprender que no sirve de nada golpear con la mochila la cabeza de los pasajeros del pasillo?, hablando de mochilas, hay gente que se presenta en el avión como si fuera a subir al Manaslu (digo esta montaña por no decir el Everest y ser un poco original), asistí en una ocasión a una escena delirante en la que un tipo pretendía introducir en el avión una tinaja indígena de un metro veinte de altura señalando que era su equipaje de mano !!.

Unas letras para los “comodones”. Es cierto que los asientos se reclinan, es cierto que usted tiene todo el derecho a hacerlo, pero... ¿es necesario?, realmente disfruta del reclinado de su asiento en un vuelo de 40 minutos?, se percata usted de que el espacio del pasajero que viaja en el asiento posterior al suyo se ve menguado en al menos un 40%?, alguna vez ha pedido permiso al sufrido pasajero de detrás?

Otra de las cosas que me sorprende en los aviones es la total falta de pudor de los viajeros, y no me refiero a que se paseen en pelotas por el pasillo rumbo al servicio, sino a las conversaciones. A mí personalmente no me importa nada, pero nada de nada, lo inepto que es el jefe del individuo del asiento 9A, ni lo buena que estaba la tía que se tiró el sábado el viajero del asiento 7B, yo, que vuelo en al asiento 8A sólo quiero leer tranquilo el periódico o la revista o el libro.

Los vuelos transoceánicos merecen comentario aparte, once o doce horas de vuelo son demasiadas, y se hacen eternas cuando a tu compañero de vuelo le faltan sólo dos días para su ducha anual, o cuando este mismo compañero puede ser clasificado como “arma de destrucción masiva” en el momento de quitarse los zapatos. También habría que encontrar la forma de informar al pasajero de que los cuartos de baño, versión aérea, no son para hacerse una “soirée” antes de dormir, ni para ensayar una versión reducida de la ducha matutina, a pesar de esto, hay pasajeros que se empeñan en intentar ambas cosas, sin percatarse de que hay más viajeros en el mismo avión que piensan seriamente en el asesinato tras veinte minutos de espera a la puerta del lavabo.

Al llegar a destino en uno de estos vuelos parece como si un terremoto hubiera sacudido el avión, mantas, almohadas, calcetines, etc. aparecen desperdigados por el suelo del aparato, el pasaje es así de marrano en su casa o sólo en el avión?, emiten los aviones alguna onda gamma que convierte en cochino al viajero?, realmente perdemos la urbanidad al abrocharnos el cinturón de seguridad o somos unos hotentotes (con perdón a los hotentotes) con un leve barniz de civilización?.

Y cuando hay algo gratis?, bueno esto ultimo es bastante raro, pero cuando lo hay.... Dios mío !!, he visto pasajeros tomando champagne gratis a las siete de la mañana!!!, si al menos fuera acompañado de ostras y una bella mujer... pero nooo, con el maletín de trabajo y bien encorbatados, cuantas veces han bebido champagne a esas horas de la mañana un día de trabajo?, pues sólo cuando Iberia celebra su 75 aniversario!!!. Como quereis que piense que no somos patéticos?.


G. (el del punto)

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